jueves, 31 de mayo de 2012

El poder de la Mente

En el fútbol, las cualidades psíquicas del futbolista ocupan un lugar considerable dentro de la competición. Un jugador no puede actuar a un alto nivel sin una buena motivación. Es por tanto que la combatividad será siempre una gran prueba de voluntad y que la confianza en sí mismo y el asumir riesgos constituirán los genes principales y dominantes dentro de la personalidad del equipo. Estos elementos constituyen ejemplos de las capacidades psíquicas, así como la facultad de superación y concentración tanto a nivel individual como colectivo, son cualidades indispensables en la élite.
El futbolista en su cualidad de deportista de equipo, debe poseer también grandes cualidades sociales. Su disposición a someterse, su sentido de la integración y de la camaradería le permitirán beneficiarse de la solidaridad de sus compañeros. Si se da al equipo, estará asegurado de recibir. Una buena educación en ese sentido creará un colectivo sólido unido, temible en el plan colectivo y como fruto de todo esto, preparado para el éxito. Este conjunto de cualidades psíquicas es de importancia decisiva en los partidos importantes. Entrenadores, periodistas y espectadores constatan frecuentemente que algunos excelentes jugadores no logran poner todas esas capacidades en situación. El origen de pases imprecisos, de ocasiones falladas, de duelos perdidos, proviene de un estado psíquico inestable. Esta es la razón por la cual una gran estabilidad se considera como una cualidad indispensable en el futbolista. Las relaciones entre la técnica, la condición física, la táctica y la psíquica son estrechas.
Cada cual está ligada una a la otra.  Toda acción con balón tiene un aspecto técnico y táctico.  En los duelos por ejemplo con balón, el excelente dominio de éste, destreza, agilidad y resistencia física, también necesita un sentido agudo de la iniciativa y una voluntad por ganar.  Un jugador rápido será apto para recibir un balón en profundidad que uno lento.  La resistencia hará por ejemplo que un partido conserve un nivel técnico elevando durante todo el transcurso, los jugadores psíquicamente fuertes tendrán la posibilidad de utilizar ciertas reservas cuando sus contrarios estén ya cansados.   
Sin embargo, en el fútbol existen ciertas posibilidades de compensación, y un ejemplo de ello es que el jugador más veloz no contribuye siempre a que la acción la ejecute de manera rápida, y un jugador lento puede intervenir más veloz que uno rápido, pero será incapaz de adaptar esa velocidad a la acción puesto que el fútbol no siempre se trata de ir rápido, si no de saber usar bien su velocidad.
Estas posibilidades de compensación son frecuentes en el fútbol, pero no deben ser sobreestimadas. Las razones de una victoria o una derrota siempre deben ser buscadas en el conjunto de cualidades técnico-tácticas, en las posibilidades atléticas y en las cualidades psíquicas de los jugadores, aunque, también es cierto, en el éxito. No olvidemos, sin embargo, que el éxito e incluso la suerte benefician a menudo al que lo busca, al que se lo crea, es decir, al que trabaja para tener éxito.

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