Levante UD - Granada C.F.
Comenzó el partido y en los
prolegómenos del mismo, una tromba de agua hizo que el ambiente que se preveía,
con las gradas abarrotadas debido a las iniciativas llevadas a cabo desde el
club a lo largo de la semana, mucho
público decidiera quedarse en casa a causa de la situación climatológica.
Empezó frío, con un Levante con su sistema
habitual y el mismo estilo de juego que le ha definido durante todo el
campeonato, es decir 1-4-2-3-1. Enfrente
un Granada que se sabía conocedor de la capacidad de contraatacar, con la cual
el Levante se desenvuelve como pez en el agua y que por ello planteó un sistema
de juego exactamente igual al equipo local y además, queriendo dejar la
iniciativa a los locales replegaditos atrás y sin dejar prácticamente espacios
a las espaldas de sus defensas, donde los Valdo y Koné se siententotalmentecómodoscon ese guión.
Transcurrieron
los primeros cuarenta y cinco minutos y
prácticamente todas las acciones de juego no tenían finalización por
parte de unos y otros. El balance
ofensivo de ese primer tiempo se resume en un precioso pase de Barquero entre
los centrales, que dejó a Koné en una buena situación de remate; pero apareció
el meta visitante que, con una buena intervención, despejó a córner, acabando
así la primera mitad.
En el arranque de la segunda
parte, cuando todavía los espectadores aún no se habían sentado en sus
asientos, un balón que roba Valdo en tres cuartos de campo y tras una
buena internada, su centro es rematado
por Koné de manera acrobática, cruzando la pelota al palo contrario de la meta
defendida por Julio César, y así poner por delante a los suyos y seguir soñando
con Europa.
Lo más difícil estaba conseguido, que era ponerse por delante, pero no tardó mucho el Granada en poner la igualada en una rápida jugada, cuyo rechace es rematado por Jara en primera instancia, remate que vuelve a rechazar Munúa dejándolo a los pies de Ighalo que establece el empate prácticamente a puerta vacía; otra vez tablas y solo media hora por delante.
El partido vuelve al guión inicial, es entonces cuando JIM da entrada a Rubén Suarez por el lesionado Barkero y este toma el mando de las operaciones ofensivas del Levante, que tras una estupenda combinación entre el propio Rubén y Valdo, deja de cara a Xavi Torres que casi desde la frontal fusila al meta visitante para establecer el 2–1 y poner a los locales de nuevo por delante. De ahí hasta el final el dominio del balón era del Granada que no inquietaba para nada a los locales, pero el control del partido era totalmente de los granotas que en cada salida a la contra se intuía la sentencia. Ésta no tardó en llegar cuando el partido llegaba al final en una extraordinaria asistencia de Botelho muy desdibujado durante toda la tarde, que puso un balón precioso en la cabeza del hoy mejor jugador de los locales, Valdo para establecer el 3–1 y con ello el delirio en las gradas, certificando una seria apuesta por Europa por si quedaba alguna duda de ello.
Lo más difícil estaba conseguido, que era ponerse por delante, pero no tardó mucho el Granada en poner la igualada en una rápida jugada, cuyo rechace es rematado por Jara en primera instancia, remate que vuelve a rechazar Munúa dejándolo a los pies de Ighalo que establece el empate prácticamente a puerta vacía; otra vez tablas y solo media hora por delante.
El partido vuelve al guión inicial, es entonces cuando JIM da entrada a Rubén Suarez por el lesionado Barkero y este toma el mando de las operaciones ofensivas del Levante, que tras una estupenda combinación entre el propio Rubén y Valdo, deja de cara a Xavi Torres que casi desde la frontal fusila al meta visitante para establecer el 2–1 y poner a los locales de nuevo por delante. De ahí hasta el final el dominio del balón era del Granada que no inquietaba para nada a los locales, pero el control del partido era totalmente de los granotas que en cada salida a la contra se intuía la sentencia. Ésta no tardó en llegar cuando el partido llegaba al final en una extraordinaria asistencia de Botelho muy desdibujado durante toda la tarde, que puso un balón precioso en la cabeza del hoy mejor jugador de los locales, Valdo para establecer el 3–1 y con ello el delirio en las gradas, certificando una seria apuesta por Europa por si quedaba alguna duda de ello.
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