Félix Carvallo: 2012-05-20

jueves, 24 de mayo de 2012

Fotos para el recuerdo

Primera División

Temporada 1996 - 97 Francisco de la Hera

C Amador, Cortés, Félix, Juanito, Pedro José (c), Soler,

Q. Estebaranz, Ferreira, Duré, Oscar Montiel, Ito

Real Oviedo: Mora, Ivan Ania, Gamboa, Cesar, Onopko, Stojkoski,

Paulo Bento, Berto (c), Maqueda, Manel, Oli

Temporada 1996 - 97 Francisco de la Hera

C.F. Extremadura: Amador, Soler, Ferreira, Juanito, Félix, P. José (c),

Padilla, Q. Estebaranz, Oscar Montiel, Ito, Duré.

R. Sporting de Gijón: Tomás, J.Salinas, Nikiforov, Giner, Pablo, Ablanedo (c), Lediakov,

Avelino, R. Bango, Marcos Vales, Sergio Fernandez

miércoles, 23 de mayo de 2012

Desde mi punto de vista el talento no se puede cuantificar ni mucho menos medir. No existe ningún estudio al respecto, es innato. Hoy, desde mi experiencia, considero que es una cualidad que se lleva en la personalidad del individuo, en los genes; por eso con el talento, se nace.

¿Se puede entrenar el talento? El aprendizaje en el fútbol formativo, dependiendo del nivel de cada futbolista y la capacidad de aprendizaje, juegan un papel fundamental en la mejora de esta capacidad, en los valores del trabajo en equipo, capacidad de asimilar, sacrificio, respeto, etc.…Dicho esto considero que el talento se puede perfeccionar e incluso mejorar.

En el entrenamiento juegan un papel fundamental los ejercicios, las correcciones, dentro de la capacidad de mejora del futbolista o el joven jugador. Otro valor que pesará de manera llamativa será la orientación que le demos al propio ejercicio; el jugador debe ser perfectamente consciente de la enseñanza que está recibiendo en ese momento, para conseguir que asimile el concepto y lo utilice como propio, y de este modo poder utilizarlo en un futuro en la competición.

El entrenador es decisivo en el proceso, y las correcciones que efectúe serán de vital importancia y uno de los vehículos más apropiado para recorrer el camino. Hay que provocar que los errores formen parte del proceso de aprendizaje; un error no debe ser el causante de una bronca por parte del entrenador. Este error o fallo debe ser interpretado como un punto de inflexión, será por lo tanto un problema al que hay que dar respuesta para que no vuelva a suceder.
El entrenador debe comportarse ante los fallos permitiendo que sucedan y dejar que la propia dinámica del ejercicio y el propio comportamiento del jugador sean los que generen el error; así surgirá la respuesta correcta. Hacerse preguntas acerca del objetivo marcado en la tarea, si estamos o no consiguiendo el objetivo y porqué, para que el propio jugador busque la solución, piense la respuesta y colabore con la solución.
Una vez encontrada la solución el jugador ha de ponerla en práctica y de este modo comprobar la eficacia de la decisión tomada. Llegados a este punto el entrenador ha de confirmar que la solución es la correcta y aportar una explicación más detallada del o de los errores generados.
El niño no debe sentir temor a equivocarse; el miedo oprime al talento. Hay que procurar que el error sea la solución y nunca un motivo de conflicto, los errores cometidos no son nunca intencionados; como niños se manifiestan de forma natural y espontánea.